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jueves, 29 de marzo de 2012

AMÉLIE NOTHOMB: LA GUERRA Y LA GRASA

Hace unos días asistí en el Institut Français de Barcelona, una de mis almas mater aquí en Barcelona el curso anterior y por lo tanto una casa que conozco bien, a la presentación del último libro de la muy conocida escritora Franco-belga-japonesa Amélie Nothomb. Yo no la conocía de nada pero nada más llegar vi la cola y comprendí que aquello era un fenómeno editorial. Tras esperar unos 20 minutos accedo a una sala abarrotada en la que se encuentra la escritora con un sombrero peculiar y una copa de cava acompañada por un mozo de unos cuarenta y mucho que tiene pinto de porter de discoteca, no de refinado crítico literario. Antes de comenzar con el acto un spokesman muy profesional y encorbatado nos dice unas palabras y agradece a Anagrama, el editor español de los absolutos bestsellers de la Nothomb, la organización del encuentro. Allí está presente Jorge Herralde, al que a pesar de no conocer de nada hasta hace un par de meses, ahora reconozco como el venerado Dios de la edición en España. Por algo le dieron el otro día un premio en Inglaterra, según leo en el país. La labor de Anagrama, tal y como reconoce el porte-parole es reconocida internacionalmente. Seguro que Herralde está muy contento de haber pescado a esta francesa que vende los libros como churros. Se nos presenta de esta manera a la edición y a la industria del libro como un verdadero fenómenos de masas, aunque reducido, evidentemente. Nada que ver aún con los números de venta de camisetas del barsa o descargas de los Angrybirds, por suerte o por desgracia.
La Nothomb se mueve bien hace reir al público, bebe cava y tiene una pose inteligente y ligera, fresca y muy mainstream. El sobrero le da un toque muy buscado. Nos comenta su hábito de escribir y responder cartas a los lectores, que le viene de una obligación familiar. Cuando era pequeña, algo así como de los seis a los dieciséis años, sus padres le obligaban a escribir una carta por semana a un desconocido abuelo belga. La necesidad de llenar el espacio el blanco con cosas varias la llevó a ser escritora. El caso es que su última novela "une forme de vie", nos cuenta la historia de un soldado americano que se cartea con ella y que va engordando como protesta contra la guerra de Irak. Se nos van contando anécdotas en tono amistoso y jovial. A mi el asunto no me va demasiado y como ya he cumplido mi papel de tintín fisgón abandono el acto antes de tiempo, ante la sorpresa de algunos que miran con estupor mis ademanes de hereje mientras abandono la sala. La verdad es que me dio otra visión del mundo editorial y me acercó a un tipo de libros y ecosistemas que no frecuento. Y, además, puede refrescar mi francés.

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