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domingo, 15 de abril de 2012

SPQR Y LA ÚLTIMA DE SHAKESPEARE

Confiando en el teatre lliure vamos a la última función de "Coriolà". Si hubiera sabido que iba de Roma hubiera ido antes pero más valió tarde que nunca. Esta tragedia gira entorno a la figura de Cayo Marcio Coriolano(http://es.wikipedia.org/wiki/Cayo_Marcio_Coriolano)general romano que acabó odiando a su propia patria. La obra está bien interpretada y construida. He leído por ahí que el director ha aprovechado para criticar la democracia moderna pero yo no lo acabo de ver. A mi me recordó a todo el mundo de historia de Roma que estudiamos de la mano de excelente profesor de Historia Antigua de la Universidad de Alicante Jaime Molina Vidal. Molina era el único de la facultad que conseguía llenazos en sus asignaturas. Yo tuve la suerte de que me diera historia de Roma(solo de la república)porque el hijo de insigne catedrático tostonero estaba en mi clase de aquel año y su padre no podía tenerlo como alumno...o almenos eso es lo que recuerdo.
De la mano de Coriolanus repasamos el conflicto patricio-plebeyo y el fragil equilibrio entre tres leguitimidades: la popular, la aristocrática-elitista-senatoria y la militar-carismática(recuerdos a Max Weber). Las desconfianzas y luchas intestinas de una Roma aún incipiente(estamos en el siglo V a.c.)nos muestran los odios, los discursos del poder, las metáforas clasicas del mundo antiguo(el cuerpo político se equipara al humano, siendo el senado el estómago que acapara el grano y luego lo reparte). Como casi siempre en el teatro Barcelonés se prescinde de los trajes de época. Si los comerciantes del mercader de venecia que vi en el TNC iban de ejecutivo aquí los actores van con corbata. Un gran letero iluminado y giratorio con la palabra "Democracy" le termina de dar una aire contemporáneo a la escena, sobria por otra parte. La pelea y la violencia son verbalizadas de forma asutera, únicamente ayudadas por unos guantes de boxeo y unas espadas de madera. Otra producción que vale la pena, enhorabuena de nuevo a los amigos del Lliure, especialmente a Lluís Pasqual, al que entrevimos tras una puerta que se cerraba.

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