Hace un tiempo que miro a los pobres quioscos. Ellos nos traen recuerdos de infancia y son la primera trinchera de la cultura. En los quiosco se compran pipas, chuches, fresquitos,chicles,caramelos. Significan para los niños algo especial, como un polo de felicidad en medio de la plaza. Hay quioscos emblemáticos y bonitos situados en los lugares más céntricos y venerables de las ciudad. Se me ocurren un en Elche, el situado en la plaza de la glorieta, ya entrada la calle corredora. Los quioscos son también el punto de acceso, la puerta que nos abre mundos de lectura: los periódicos deportivos que nos cuentan las últimas batallas de nuestros héroes modernos, los periódicos "serios" que nos introducen en el mundo de la política y la economía, las revistas de cotilleo que nos introducen a todo color en el salón y las vidas de los famosillos, los tebeos de mortadelo y zipi-zape, los coleccionables de planeta-de-Agostini y similares que nos llevan a mil universos: casitas de muñecas, aprenda inglés en ochenta noches ligeras, los clásicos de tapa dura de RBA,las maquetas de trenes y soldados...y es que no hay un mundo más variado que el de las revistas del quiosco: motos, videojuegos,informática, jara y sedal, ajedrez,culturismo,pornografía,psicología,viajes,que-leer,pseudociencia,cahiers du cinéma varios,alterofilia-musculismo,mascotas,revistas de historia y muchos muchos. incluso podemos adquirir de la mano de ediciones especiales de bolsillo(normalmente) en él los últimos best-seller y algunos clásicos en tapa blanda desde Aristóteles a los episidios nacionales. Y es que nos reconforta pensar que estos pequeños establecimientos, donde el propietario y/o despachante se esconde tras su barroquismo de colores y texturas, siguen existiendo y estando ahí, pasando el tiempo con nosotros. ¡Larga vida al quiosco!.
*En las imágenes quiosco del carrer comtal y efectos del sol en zipis y tintines largamente olvidados.
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