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viernes, 20 de abril de 2012

NICOLAS MOURINHO Y DOMINIQUE GUARDIOLA

Hola de nuevo. He vuelto hace como una hora del cine renoir de les corts de ver en versión original la película "De Nicolás a Sarkosy". Este Domingo se celebra la primera vuelta de las presidenciales francesas, que serán una dura prueba para este fenómeno político y social que es Sarko. El film cuenta los entresijos de su meteórico ascenso, centrándose mucho en el papel de su mujer Cecilia y en su disputa amarga con Jaques Chirac y Dominique de Villepin.
Sarko es directo, rudo, provocador, ágil. No para de moverse, es un animal competitivo y feroz. Su forma directa de conducirse contrasta con los modos de Villepin, poeta y estadísta retórico pero no por ello menos feroz. Y es que estamos en el mundo de la política, envueltos en una lucha a muerte por el poder, por ocupar la jefatura del Estado Francés.
Vuelvo a casa y pongo la cadena cuatro. Hacen un muy bien construido reportaje sobre la freudiana relación entre José Mourinho y Pep Guardiola. Rescatan muchos aspectos desconocidos u olvidados por mi: el papel de mou en el barsa y su relación con Robson, Van Gal y Guardiola, su ascenso meteórico tras salir de Barcelona, la construcción de su personaja antibarsa. Podemos decir que el portugués empezó a hacer del fútbol su vida en Barcelona, en ese FCB al que ahora odia...no obstante, un carácter tan reactivo como este necesita precisamente de un contradictor, de una rival perfecto e imbatible. Por su parte Guardiola no ha tenido tampoco una vida fácil: su mala salida del Barsa, cuestionado e incluso odiado por un sector de la afición, su lamentable paso por Italia, país en el que jugó poco y tuvo que sufrir un largo proceso tras ser acusado de dopage. La llegada de Pep al banquillo del Barsa y la consagración en Europa de Mou como "the special one" los llevan a enfrentarse. Observamos en el documental como el fútbol es también y sobre todo un juego político, donde las masas te aclaman y te machacan, hudiéndote y llevándote a la gloria sin solución de continuidad. Mou es como Sarko: juega con sus instinto asesino, va a por todas, reconoce su ambición. Guardiola es más poeta, más retórico como Villepin. Su forma de enfrentarse a la violencia y de dar batalla sin moder es cuidada pero no por ello menos competitiva. Sarko mató a Villepin pero Guardiola y Moy van bastante más empatados. En esta lucha de titanos, tenganlo claro, no quedará uno sino ninguno. Y es que, al final, aunque mañana se celebre un Barsa-Madrid que valga una liga, no habrá mal que cien años dure.

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