Se acerca Sant Jordi, el día del patrón de Catalunya. Creo que es muy significativo que esta jornada sea también la elegida para celebrar el libro y la lectura. Catalunya es una región de editores, escritores y lectores y desea unir su identidad a la del libro. En pocas partes de España se tiene tanto en cuenta el objeto-libro, el libro como texto y pretexto para generar sociedad. Muchas cosas en Catalunya nos muestran esta relación especial de este territorio con el libro. No por casualidad Barcelona destacó como lugar de pronta adopción de la imprenta gutemberiana. Y es que desde Cataluña se inunda de libro España y América Latina. Los sueños que llegan a millones de personas son pensados y gestados desde Barcelona.
Decía en una charla que recientemente reseñé en este blog Valeria Bergali que en España el libro no tiene un papel social relevante. En nuestra opinión es cierto...viviendo en Barcelona puede que nos dé la impresión de que el libro es acompañante asíduo del ciudadano pero en general en nuestro país el hábito de leer está muy poco extendido. Ya querríamos para nosotros los índices de lectura de Francia, por ejemplo. Y es que aquí el texto no tiene la función clave de ser un pre-texto a partir de que construir debate y sociedad.Los grupos humanos que se congregan entorno al libro y le dan a este un valor crucial gozan de la cultura en mayor medida y son capaces de construir una convivencia mejor. Un país lector es un país reflexivo, sabio, dialogante, emprendedor, es un país que sueña, que busca un futuro mejor...la lectura, en definitiva, crea cívitas, crea polis. ¿Qué sería el hombre sin las palabras más que otra bestia ruin sometida al feroz dictado de la naturaleza?. Leyendo empalabramos nuestro mundo y haciéndolo dejamos atrás aquella consigna hobbesiana...y es que el lupus es menos lupus para si mismo y para los demás si difumina su rudo carácter, si lo sofistica con la belleza brillante de la palabra.
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