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sábado, 5 de mayo de 2012

EN VALENCIA CON MATEO

Llegué a Valencia en Septiembre 2006. Fue realmente la primera vez que viví en una ciudad. Aunque había estado en Londres, París y Dublín un mes en verano aquello fue diferente. Compartir piso, ir deambulando por las calles, buscando amigos y estímulos. La verdad es que aquel fue un año productivo y estudié mucho. En cierta forma, aunque a veces no lo vea tan claro, a Valencia le debo haber llegado a Barcelona. Por ello la villa del Turia siempre tendrá para mi un carácter seminal. Sus calles, plazas y bares me recuerdan además un vida ya desaparecida para mi: la de estudiante a tiempo completo con todo lo que ello comporta. Por ejemplo es interesante y estimulante para mi el reto de tratar de vivir con 350 euros al mes. Evidentemente los bajos alquileres de la bella Valencia ayudan. En Valencia conocí a Clara, más concretamente delante del ayutamiento. También recogí un día allí a Mateo, un verdadero especimen proveniente de la Bélgica Valona. Acabábamos de llegar los dos a la ciudad. Lo enganché gracias a un cartelito curtre que puse en la escuela de idiomas de Llano de Zaídia. Desde que comentió el error de responder a aquella llamada con un mail hemos sido amigos, aunque yo no haya vuelto a vivir nunca en Valencia.
Pues bien, como hacía tiempo que no me daba una vuelta por allá decidí ir un fin de semana. Lo pasamos bien y pude ver su nuevo cuartel general, una curiosos piso en una casa familiar por el principio de la avda. del puerto. Muy pronto, nada más llegar al piso y dejar mi maleta y salir a la calle a por unas cañas percibo de forma muy potente la personalidad de Valencia, esa identidad enigmática a la que he dedicado tantas y tantas horas de estudio. Las palmeras, las calles, los niños, la forma de la ciudad, las plazas, la gente...pronto los referentes vuelven a la mente, que se inunda de vivencias pasadas: las torres de Serrano, la calle Sagunto y nuestro amigo Venicio, el barraka, Sara y su hermano Xavier Alexandre, la plaza del ayuntamiento, la plaza de la Reina, la plaza del tossal, el carmen, mi antiguo barrio de la fontenta de santlluís, los mercadonas a porrillo, la playa, el río, el puente de las flores, la calle San Vicente Mártir, el mercado, Rita la alcaldesa, las cortes valencianas, la sede del PSPV-PSOE de blanquerías, el conjunto megalómano y despilfarrador de la ciudad de las ciencias y las artes que tanto me maravilló en su día,las fiestas en pisos con amigos, mi colega alemán Ben Wunder y tantas y tantas otras cosas. Y es que esta relación con Valencia para mi siempre será especial.

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