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viernes, 4 de febrero de 2011

UMBERTO Y EL CAPITÁN SIMONINI



Saludos,

Acabo de terminar de leer la última novela de Umberto Eco, "El cementerio de praga"(ed. Lumen). No llegar a aburrirse recorriendo sin cansarse un texto de casi 600 páginas ya dice mucho en favor de autor. Yo no he leído el nombre de la rosa, ni tengo intención. No obstante me atrajo el momento en que transcurre la acción(finales del XIX)y por eso me decidí a embarcarme con él en busca de la aventura.

¿De qué va?, dirán todos rápido. Pues les cuento: hay mucha gastronomía, muchas letras sobre como preparar bombas, unos pasajes interesantes sobre la Unificación de Italia, que inciden en la labor de Garibaldi, mucho masón, mucho mucho antisemitismo. De hecho sirve el papel para mostrar como el antijudaismo era común en la época y estaba lejos de ser algo específicamente alemán.Que más...se habla mucho de conspiraciones, de como manipular al pueblo mediante el fomento de temores inconcretos, del arte de inventar revueltas para sofocarlas y colgarse la medalla, del papel de la prensa, de la confusión entre la literatura y la política, de la esquizofrenia y la psicología, del demonio y sus sectas y ritos, de las novelas por entregas aparecidas en diario(el famoso Folletón), de la relación entre el poder y la retórico, del asesinato calculado y novelesco.

Creo que don Umberto experimenta a través de su inventado Simonini el carácter novelesco de la realidad, de la creación de la opinión pública. O si quiere en carácter real de la literatura. Podemos crear una idea pero el ideal, el bildung, la imagen bella y perfecta que hemos manufacturado puede dar sentido a nuestra vida y puede llevarnos incluso a morir por ella. Es esta fascinante relación la que va desgranando Eco, aproximándose a ella mediante un avance espiral.

¿Muere un Simonini ya anciano al colocar la última bomba, aún obsesionado por dar vida al mundo, al mito del cementerio de Praga, del que él es creador?. No lo sabemos, no nos queda claro. Porque lo importante no es si muere o no. Lo relevante es ver como el personaje no es nada sin la ficción que ha creado, sin sus relatos, que son en definitiva lo único que da cierto sentido a su existencia. Esta es la paradoja que a que ha querido dar vida Eco. Simonini es el único personaje inventado de la obra, que cuenta inverosímiles verdades. ¿Pero no existe Simonini acaso cuando le damos vida con nuestra lectura y con él, tras leerlo, vamos dando vida a nuestro vivir?.

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