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jueves, 7 de abril de 2011

LAS PUERTAS Y EL CAMPO



Hablemos, un poco de educación. Como leía al final de curso 2007-08 nuestras sociedades modernas necesitan para funcionar que todo el mundo sea mínimamente letrado. Se supone que con la Estrategia de Lisboa y todo esto la UE ha entendido que la última forma de competir a nivel mundial es con un gran nivel de capital humano que pueda inventar y aplicar las nuevas tecnologías. Pasamos por tanto en el siglo XX y por primera vez en la historia universal y natural a la escolarización de todo sujeto, sin importar género o condición.

¿Qué hubieran pensado los prehistóricos, los antiguos e incluso los modernos no contemporáneos de esta pretensión? Puede que la hubieran considerado desmedida y absurda. Piesen por un momento: aquellos animalillos que son los niños han de pasar horas y horas, años y años, siendo civilizados, adoctrinados, institucionalizados en suma.

Recuerdo un seminario al que hube de acudir cuando era funcionario en prácticas allá en 2007. Una frase de conferenciante me hizo reflexionar; vino a decir que pensáramos lo importante que era nuestro trabajo, porque para muchos ciudadanos la escuela era el único lugar en que notarían al estado y aprenderían a vivir en él(aunque algunos élèves pasarán después ha tener contacto asíduo con otra manifestación menos amable, como la policía).

Pues bueno, en esos estamos. Todos a estudiar. Y eso está muy bien. Evidentemente de esta situación surgen disfunciones y es que la cabra tira al monte y los niños son niños. De ahí la lucha contínua para forjar la naturaleza, para mover algunos centrímetos el curso de río. Y así es el esfuerzo humano: incompleto, cansino, perpétuo...recordemos a sísifo.

Alumnos inmigrantes que no hablan la lengua, hiperactivos,sindromes,faltas de concentración,vagancias varias,inadaptaciones adaptadas,enfermedades, distorsiones...y es que los mandatos univerales chocan con la especificidad de cada uno. El hombre choca con el hombre y este con sus límites. Continuaremos...

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