www.ara.cat/

lunes, 27 de diciembre de 2010

ANDALUCÍA Y EL DIÁLOGO INTERGENERACIONAL



Voy a casa de Pepe Rodríguez, más conocido como pepe el Carolino por su afición a hablar sin descanso de su tierra, andalucía, y de su pueblo, la carolina. ¿Qué me mueve a ir?. Pepe es un viejo conocido, un socialista de pro, que ha compartido militancia conmigo en la agrupación local de Crevillent.

Paso las vacaciones de navidad en mi pueblo alicantino, retomando contactos y viejos lugares y relatos. En principio voy a ver a pepe porque se encuentra bastante enfermo. Tiene problemas del corazón, va a la clínica de bacarot y ha habido épocas que no podía caminar. ¿Qué haría yo en su situación?. Esconderme tras la puerta, deprimirme hasta el fondo....pero pepe no hace eso, ni mucho menos.

Desde que entro por la puerta asume un papel activo en la conversación, tiene mucho que contar, que decir, que trasnmitir. Nada de hablar de lo malo que está, nada de lamentarse. Comienza, como casi siempre, hablando de las minas que poseía su familia en su querida andalucía. Me cuenta en más de una hora la historia de las minas del plomo. Palabras técnicas y fantásticas van siendo pronunciadas e iluminan sus ojos: filon, galería, escombrera, pozo, veta y muchas más que no alcanzo a recordar. Explica el negocio. Tiene dos cuadros que me permiten situar, localizar su pasión. Habla de minas de Jaén, de Almería, de Huelva. Uno de los cuadros fue pintado por una sobrina suya con solo 9 años. Ahora es famosa, vive de la pintura y expone en granada. La tarde va trancurriendo...pepe cuenta como venía a Alicante antes de conocer a su mujer, que es de Crevillente. Venía a traer habas para los bares alicantinos. Cuenta toda una historia de comercio ibérico, su viaje de novios a Barcelona, durante el cual se hospedó en casa de su tía. Pepe dibuja la galería de la mina y nos dice que en una ocasión estuvo a 1.500 metros. No le dio miedo. Su padre, que murió de una angina de pecho, ni más ni menos, a la edad de 63 años(pepe tiene 70)quiso que estudiara minas pero él lo dejó tras el primer año. Pepe solo tiene el bachillerato y mientras lo reconoce hace un recorrido de andalucía destilando amor a su tierra natal; canta sus montañas, sus costas, 28-F, la lucha por la autonomía. Pepe hace una reflexión sobre como muchas gentes medraban por estar de empleados en un cortijo. Aquello almenos les permitía tener acceso a los cochinos y a la matanza. Pepe está orgulloso de huelva, de granada, de cadiz, del hospital de sevilla, de málaga, de la profesionalidad de sus gentes, de la carolina, a la que compara con barcelona por su trazado recto racionalista, hecho por Carlos III.

Yo, como dije, apenas hablo. Solo dirijo un poco la conversación y pienso en mi abuelo y en lo poco que se habla ahora con el abuelo. Se me ocurre que uno de los programas de cultura europea que podríamos montar debería incluir encuentro intergeneracionales con mayores de otros países de la UE. Cuantos conocimientos, cuantas consideraciones estamos perdiendo. Y es que pepe cuenta cosas que no están en wikipedia. No comenta como llevó a tantos paisanos suyos a vivir a Elche cuando se paró la mina. Nos narra como pasaban frío en los pies en aquellos camiones en que se trasladaban niños y mayores, con muebles y esperanzas. Me dice que descubrieron que podían no pasar frío poniéndose amianto en los pies. Y así, el que creyó haber ido a casa de pepe a hacer un especie de favor sale en deuda e iluminado. Por andalucía, por la vitalidad y por la España grande. Y es que debemos escuchar a esa voz antigua, perseverante y longeva, a esa voz andaluza que por todos sitios en España tiene muchas cosas que contar. ¿Acaso no salió de úbeda mi maestro?

No hay comentarios: