domingo, 5 de junio de 2011
UN SÁBADO EN TRIESTE CON CLAUDIO
Vamos al CCCB. Hasta Septiembre y desde hace un par de meses hay una exposición sobre la visión quel conocido escritor Claudio Magris tiene sobre la ciudad(¿italiana?)de Trieste, donde reside. Vamos, que el rollo va de cultura y ciudad frontera en Europa. Éxito garantizado chez moi. Recordemos que un Lunes ya intenté acudir a esta cita pero no pude, era el día de cierre.
Voy entrando. Exhibo mi carnet de amic(pagué 30e allá por septiembre10)y entro gratis. Hago uso de las taquillas para dejar un libro recién adquirido y me infiltro en las líneas enemigas. La muestra es agradable y variada, transcurre con naturalidad mezclando historias y espacios: una librería, un salón con fotos familiares, un conjunto de rocas típicas de Trieste que al fonfo tiene una trinchera de la primera guerra mundial, un pieza dedicada al viento Bora, tremenda ventolera también clásica de esta villa,una interesante sala que nos ofrece audios del antiguo himno de complejo imperio austrohúgaro en unos 8 idiomas...que por cierto es el actual de ¡Alemania!. Esto demuestra dos cosas: que los más grandes se quedan siempre lo de todos aunque incluso no fuera ni en parte suyo y que estas naciones tan eternas que nos inventamos hace dos días no resisten un mínimo escrutinio historiográfico que defragmenta el mito. Pero bueno, sigamos con las salas: una habitación acolchada tipo manicomio, toda blanca, el café literario de Triestre, una sala con teléfonos de rosca, un recorrido por un danubio-moqueta a través de las ciudades más importantes de este gran río y otras pocas salas más que recorremos rápidos y presionados por la segurata iletrada de turno y un par de staff que nos apremian cada 30 segundos mientras que nosotros, los visitantes culturillas, vamos caminando lento lento y mirando de reojo los últimos carteles e historias varias. Se nos cuentan también en paneles semblanzas vitales de personajes varios con una marca tendencia al suicidio y a la muerte temprana, casi todos poetas y marcados por las guerras mundiales.
Incidamos en algunas notas tomadas con mi móvil móbil: toda la muestra está dominada por el carácter excéntrico de Triesta, su profunda mezcolanza e indeterminación...és Italia, Austria, es eslovenia, checoeslovaquia creo que no es,es germánico-eslávico-latínico. En uno de los paneles reza lo siguiente: sentirse italiano, eslavo y alemán tenía sentido, ¡Dios salve al emperador Francisco Fernando!. A destacar también y por lo tanto el concepto de "Nowhere"...véase el libro de Jan Morris "Trieste and the meaning of nowhere". Me quedo con una idea que leí en la pancarta introductora: Trieste vive augusto y realizada en una europa múltiple en la que la frontera italo-eslovena se ha relajado, aunque algunos amigos de norte y no tan del norte quieran releer Schengen al calor de algunos pactos que han de realizar con la ultraderecha. Y así, la historia de las comunidades europeas nos muestra como ese nolugar que es Trieste, esta ciudad que se empeña en desmetir todos los relatos monolíticos sobre las naciones, las patrias, los grupos y los estados, esta urbe que parece ser una realidad incierta e íncomoda puede vivir por fin en paz gracias al éxito relativo de la integración político-económica social. No obstante Trieste y todos nosotros podemos volver a sufrir. El contexto de crisis actual muestra cuan fácil es retornar a las pulsiones egoísticas y maléficas. Aceptemos por fin a Trieste, aceptemos que Trieste somos nosotros mismo, plurales, indeterminados y planetarios. Es el tema de nuestro tiempo, que diría don José.
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