Hace unos días terminó Roland Garros. Ganó de nuevo Rafael Nadal, que ya va por el sexto. Finalmente supernovakjocovic, el hombre invictus, perdió su primer partido de la temporada. Y no lo hizo con cualquiera, sino con Roger Federer, el mejor jugador de todos los tiempos.
La fuerza mental de Nadal es destructiva. Aún no entiendo como ha ganado dos veces wimbeldonw. Sus victorias en pista dura, aunque más luchadas, son medianamente comprensibles pero en hierba, las considero un milagro de la constancia y, seguramente un gran mérito también del estratega Toni Nadal, su tío.
Y es que el tennis es un deporte especial. Individual y muy mental, pausado pero eléctrico, deja mucho lugar para la estrategia. Las esperas en el banquillo en los descansos, el tiempo que se toman los jugadores entre saque y saque, las interrupciones por las lluvias parisinas...mucho tiempo para pensar, para ponerse nervioso, para sufrir la presión. Cada jugador se va contando una historia sobre el partido y ésta trata de construirse a partir de cada punto. La narración que empuja a cada uno, que lo anima a seguir golpeando certera y constantemente se ve alimentada o socavada por cada derecha, por cada dejada, por cada ace.Nadal no es el mejor jugador en casi ningún sentido...si acaso solo en uno: la coherencia entre su historia y el devenir del partido es muy grande. Esto de la estabilidad y fuerza para seguir. Felicidades Rafa y que vengan muchos más.
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