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martes, 16 de agosto de 2011

HOLLANDIA(Y VII): ÁMSTERDAM














Hi,

Hemos vuelto a Valencia. Tras dejar nuestra Haya natal, y tras despedirnos de la simpática familia china que regentaba el City Hotel, viajamos a otro universo completamente distinto. Las capitales suelen ser los sistemas paradigmáticos, las obras magnas de una nación. La resumen y a la vez son distintas, la desmienten. Y ciertamente nada o todo tiene que ver Ámsterdam con los Países Bajos.

Al lado de la estación, nos alojamos en el hotel Mint. Moderno, profesional, grande, informatizado, de capital. Algunas cosas llaman la atención ya desde un principio. El espacio está sobreocupado: bicis, peatones, coches, motos y tranvía se disputan la calle con ferocidad. Es difícil saber donde está la acera. No hay lugar seguro si sitio para cada uno. Otro tanto sucede en los canales: barcas privadas donde se celebran despedidas de soltero, casas flotantes, cisnes, patos, embarcaciones que realizan en canal tour....tardamos un poco en entender mínimamente la estructura de la urbe. La estación central, edificio clásico y antiguo, parece abrir paso a un laberinto donde nada es claro, donde ningún camino es recto y senzillo. Pronto aprendemos a girar a los lados, a entrar en oblicuo al barrio rojo, con sus ventanas de putas iluminadas por neones que desagradan y atraen a la vez, con sus coffes shops donde de prohíbe el tabaco y el alcohol mientras se vende marihuana en la caja de forma muy organizada.

Los lugares principales van surgiendo: la plaza Dam, leidsplein, los diversos canales o grachts, el district of museums(Rijkmuseum y van Ghag),el mercado de las flores, el jordaan y sus mercados...un tour por el canal nos permitió ver fugazmente las casas señoriales y otros lugares destacados. ¿Y qué más?. Rembrantsplein, poco lluvia por suerte, algunas fotos..dejamos el país algo cansados de Holanda, sin haber querido permanecer mucho más. La postal de del gran hotel de Schevingen yace inerte ahora donde antes estuvo una foto de Oporto. Un viaje más, un país más de la vieja Europa. Dirigiéndonos por el aeropuerto para buscar la boarding gate a una hora demasiado temprana pasamos fugazmente por el lugar donde volví a Europa desde Japón, en mi quasi reciente primer viaje a Asia. Reconozco el banco donde me senté y recuerdo el queso de Gouda que significó para mi un abrazo de bienvenida. Y es que, a pesar de la muy maléfica actitud en la final del mundial, que tardaremos en olvidar, la KLM y Schipol fueron mi puerta de entrada a casa. A más ver.

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