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miércoles, 24 de agosto de 2011

EL SUEÑO DE FLORENCIA



Hoy busco en el Altet un lugar para hacer fotocopias. Y, aunque algunos nostálgicos piensen que no, esta simpática pedanía por todos recordada también sufre campos. El locutorio anterior no ha resistido y ahora su amplio local lo ocupa otro negocio. Aunque el rastro holandés, que ahora llama más mi atención, sigue en pie, el lugar de comunicaciones no ha tenido la misma suerte. Segundos después de haberme apercibido de este hecho veo, dos locales más para allá, otro local con una banderita de vodafone. Entro con mis papelorios y pregunto: ¿Algún lugar por aquí para hacer fotocopias?. La jefa se identifica muy rápidamente por su vasito plateado(no sé como se llama)del que toma mate y responde-aquí mismo. El precio es 15cm pero llevo prisa y mira, tampoco son 1000 copias. En el momento que tengo que esperar voy descubriendo las claves de lugar. El locutorio Lili, que es como se llama este establecimiento, tiene todo lo que los locales bien puestos del ramo tienen que tener: ordenadores con números, tarifas visibles y anuncios varios, cabinas, relojes con horas de mundo, árabes y señores de color vario que entran a llamar ya con sus 50cm en la mano, fax, móviles (libres y sin libertar), señores de negocios cutres que miran su correo y hacen llamadas con 2 móviles hablando de pactos estivales, viejos que entran cartilla en mano a mirar su cuenta bancaria...un personaje sobresale, o más bien dos. Hablemos primero del pequeños Diego(que nombre sino)que marea a su madre(la antes mencionada jefa) de aquí para allá. También vemos a una muy delgada morena, también de la argentina, como pronto indican sus "elles". Pronto aprenderemos que se llama Florencia, ya que la jefa se tiene que ir y le dice-Flor, haz tú estas pocas fotocopias-. -¿Todas estas?-responde ella racial y altiva. Yo sigo observando todo y a todos...en el rincón de los santos, arriba al lado del PC principal, un letrero deja claros los deseos de la familia, que se encomiendan como no a las estampitas de rigor. Dice así "Florencia quiere ir a la Universidad". Yo rápidamente pienso en la de Alicante, bien sûr. Pero no. Flor mira la web de la UAB, si, en Barcelona como adivinaron. Hace una llamada...tras esperar un momento se queja, como cualquier buena castiza, del gràcies que le acaba de soltar el contestador. Tras el comentario despectivo sigue sus fotocopias. Y es que castilla, en sus expediciones por el mar de la plata, no tuvo en cuenta estos futuros problemas que generaría la Hispania diversa. Pero Florencia, quizás a su pesar o al pesar de su inconsciente lingüístico identitario, quiere a Barcelona o eso parece ser. Flor también representa el deseo de esta clase media inmigrada que, con negocios humildes y a pie de calle, quiere un futuro mejor para los suyos.

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