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sábado, 9 de abril de 2011

JAPÓN(II):VAMOS POR BARRIOS












Me levanto, creo recordar que tarde. El desayuna del hotel sakura se acaba a las 9'00h y empieza a las 5 am. Pienso que, evidentemente, no lo voy a tomar casi ningún día. El tiempo dirá que me equivoco. De todas formas, cada noche cuando vuelvo me dedico a ir a la convinience store de la esquina(abierta 24h!)para atesorar unas galletas de chocolate con forma de cara de panda que he descubierto. También compro una leche chocolateada a la que le han puesto un nombre belga, del tipo de mi amigo S.Vanhulle.

Decido que iré viendo un par de barrios al día.Es domingo 6 aún y salgo el sábado 12. Hay tiempo. Es curioso mirar la guía ahora. La adquirí, sin pensar mucho, como quien no quiere la cosa, en la librería Bertrand de la rambla de Catalunya. Como veis es un libro pequeño. No lo miré casi antes de salir. Aquellas fotos y planos que eran observados por mi de forma distraída en Barcelona cobraron un sentido fundamental una vez en el lugar. Ahora, cuando mi mirada se vuelve a posar sobre sus páginas noto una mezcla de sentimientos. Por una parte estos planos y fotografías traen recuerdos. Por otra, de nuevo en Barcelona, vuelven a poder ser mirados con ese aire lejano, propio del que escucha un cuento sobre una gente y una tierra a los que no conocerá jamás. Y, no obstante, fueron, son reales.

Comienzo la visita por el denominado barrio centro. Me voy intentando aclarar con el sistema de metro. La estación de Shinjuku, de donde partirán todos mis viajes, una vez llegado allí desde hatagaya, es complicada. Tienes muchas entras y salidas. Partes este, oeste,sur, suroeste, etc. Siempre hay mucha gente. Sin embargo cabe remarcar que no están tan apresurados como creía. En mi viaje a Londres en el año 2001 pude comprobar en victoria station lo que es una jauría de gente con prisa usando el transporte público. Aquí no observo nada de eso. Hay bastante gente sí, pero van yendo sin una gran prisa aparente(aunque también sin pausa).

Lo más difícil es saber cuanto se ha de pagar. El precio varía en función de la destinación y los nombres de las estaciones en los mapas que incluyen una indicación del precio solo están en caracteres extraños. Por tanto, cada vez que tengo que ir aquí o allá he de soltar un how much. Ya voy viendo que nadie sabe inglés. En las estaciones el personal encargado a veces dice one six zero(nada de ou)en vez de one hundred and sixty. Pronto descubriré que el 90% de los encuestados por mi confunden right y left.

Bueno, sin verdaderos problemas voy al barrio llamado centro. Bajo no recuerdo donde y me dirijo a los jardines del palacio imperial. Voy entrando. Es como una gran isla con un foso. Hay unas cuantas historias sobre la época medieval pero no nos dejan entrar al recinto verdaderamente importante. Me hago la foto con el cerezo típico y voy rondando. Este parece un lugar de mucho simbolismo y creo que por aquí está la residencia del emperador. De todas formas desde la WWII su papel es muy simbólico, es un pater patrie benevolente. Trato de circumbalar el recinto y doy un largo rodeo. Ya me he dado cuenta también que aquí todo se hace por la izquierda: conducir, caminar, to stand en las escaleras del metro,etc. Mi largo camino a ninguna parte solo se ve recompensado por un acuarius gratis. Después del how much de turno en una especie de paradeta para deportistas me devuelven un free inesperado. Están promocionada una campaña contra el hambre en áfrica y reparten plantanos y bebidas. Intento ver algo de provecho por el entorno. Encuentro el teatro nacional, el parlamento y algunos ministerios. De todas formas es una zona algo muerta, sin gente en las calles. Las distancias son considerables y empiezo a aburrirme. Trato de coger el metro a alguna parte y hago el cambio de línea más largo de mi vida. Busco la Ginzha line y recorro unos 3 km bajo tierra(no es broma). Por fin llego y bajo en Ginza.

Esto es otra cosa: animación, tiendas, la típica esquina bulliciosa con pantalla gigante. Me siento reconciliado con el día. Fisgo en una curiosa demostración cívica: los bomberos enseñan a niños y adultos su quehacer diario mediante algunas atracciones y juegos. Una brigada de niños con pañuelito reparten octavillas para promocionar las bombillas de bajo consumo. Pido una y la miro. Entro en una tienda de discos y compro 3 cedes(tradicional y algo más movido, con colegiales de estas minifalderas, que tanto se llevan aquí). Sigo por una avenida cortada al tráfico(recuerden, es domingo)y encuentro una pequeña papelería mona donde compro algo para regalar. Sigo buscando y me paro en Lion Ginza, restaurante de tipo alemán. Pido una pizza margarita y una cerveza del país. Por la tarde iré a Shibuya, el barrio de los modernillos. Pero esa es otra historia...

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