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miércoles, 14 de septiembre de 2011

AL FINAL DE LA RAMBLA



Un miércoles de inicio de curso voy a realizar una de las tareas que me dejé pendientes y acudo de nuevo al cine girona, en la calle girona. El film escogido, este día del espectador, el Colom i la casa reial catalana. No he leído absolutamente nada, ni una reseña ni media. Acudo atraído por el título historiográfico. Pronto me doy cuenta de que es un documental, cosa que podría haber supuesto si hubiera pensado un poco antes de pasarme por aquí.

La cosa comienza y aparecen una serie de entrevistados. Todo es bastante hand-made y ya a los 10 minutos vemos que es una producción que se ha montado dos/tres amiguetes historiadófilos. Prácticamente el 80% del tiempo sale únicamente el cabezilla, un tal Jordi Bilbeny. Va desgranando las evidencias: según su opinión Colom, Joan Colom, era un descendiente tardío del comte d'Urgell, derrotado poco antes del 1492 por los trastámara castellanos. Su unión con una infanta portuguesa la hizo pensando en aliarse a este reino contra Castilla. La empresa americana tenía por objetivo resucitar el dominio de la casa real catalana lejos de las garras de los castellanos. Así la fundación de América sería la perfecta forma de crear un nuevo mundo catalán donde la nación pudiera gozar de nuevo de la grandeza y prosperidad que había perdido recientemente tras la guerra civil de 1462-72. Los argumentos son desgranados y prefiero no entrar en ellos. Podrían ser ciertos. Lo que a mi me interesa en esta ocasión es este sueño eterno del catalanismo, esa búsqueda de la libertad, ese proyecto que no conoce límites ni descanso y que tiene por único objetivo alcanzar la plenitud nacional. Mientras veía el documental, que por cierto era precedido por un trailer de uno similar que asegura que también Don Miguel de Cervantes y Saavedra también era catalán, pensaba en lo totalmente hispánico que era todo aquello. Portugal, castilla y catalunya, Iberia, Hispania y sus disputas centenarias. Este fin de semana, en la exposición de la Diada en el paseo de LLuís Companys, vi algunos pamfletos que reclamaban el papel catalán en la aventura americana, especialmente desde el siglo XVIII. La estatua de don Cristobal-joan Colón/Colom está allá, al final de la Rambla, junto a la negra flor, para recordarnos que los catalanes no quieren renunciar a las grandes gestas españolas, del Quijote o Quixot a la conquista, que por otra parte denuncian como otra atrocidad más del militarismo de Madrid cuando apoyan las reivindicaciones de los pueblos indígenas(especialmente su lengua)de ultramar.

Dos hombres entran cuando el documental lleva una hora. ¿Ahora les han dejando entrar?,esta claro que no queda mucho. ¿Han pagado para eso?. Las luces se encienden y el enigma se aclara: los dos principales autores(realmente solo salen unas 5 personas, dos de las cuales dudan más de la cuenta y otro basa sus argumentos en la tradición oral que ha llegado a su familia, que, inequívocamente, asegura sin duda la catalanidad del gran hombre)aparecen en escena y montan un coloquio improvisado en el que defienden con convicción sus tesis. El público, nacional y entusiasta, resuelve sus dudas.Todo queda entre amigos y se explica como solo siglos de manipulación castellana han podido ocultar la evidencia. ¿Y los no pocos historiadores no castellanos que han investigado el asunto?, ¿qué tienen que decir al respecto?. Dos cosas destaco de esta experiencia: que el tema Colón puede no estar claro. Lo que no lo está en forma alguna es el profundo carácter hispánico, reivindicador, inteligente y defensivo de los catalanes. El contexto político, tristemente, no ha permitido que fuera este un país de gestas militares victoriosas. Salut.

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