Hace bastante tiempo que me planteé escribir esta serie de posts. No sé porque lo he ido dejando. Pero sigue el eco de esta película en el fondo, como el susurro de la caracola.
Pero ya habéis visto que Nolan no nos ha abandonado. Para refrescar todas las ideas que me invadieron al ver la película debería volverla a ver. Pero ahora, semidistraído recordaré algunas.
¿De dónde viene nuestras ideas?. ¿Tenemos ideas o las ideas nos tienen?. ¿Qué ideas tengo yo mías, cuáles no lo son?. No es acaso comprender un ejercicio introspectivo, una arqueología de la memoria. La estritarigrafía del sentir, el corte seccional de la conciencia.
Nacemos y cuando podemos decimos: ¿Qué ha pasado aquí?. En esta caso sí ejerzo de historiador. Nolan es perverso en ocasiones. Convirtió a un héroe sin mucho contendio en un dilema moral que me dejó KO unas horas. Pura bifurcación filosófica...
Hoy dejaremos de lado el tema de los sueños y el genio maligno...¿Y si me engaño cuando me engaño?. Hoy no.
¿Quién implanta la idea?. Una vez queda fijada en lo más hondo, en el momento de los primeros balbuceos ineficaces y sombríos, en aquellas tarde de otoño en que se sumerge una memoria incierta e incandescente. ¿Qué pasó, dioses, qué pasó?...lo preguntamos porque tenemos esperanza. Pero, ¿acaso saber que pasó puede cambiar las cosas...?. No lo sabemos pero buscamos la idea madre, la primera llavor/semilla...buscamos sin buscar, en ese sueño incierto. Justo me levanto y en dos instantes olvido y recuerdo lo que estaba viviendo. Pero, ¿no estamos ya hablando de lo que no debíamos hablar?. Fuera dentro, despierto dormido, abismo transición...el limbo de Sigmund, la locura y su elogio, el superego y el ello luchan y me esciden mientras trato de despertame en el sofa. Tengo un plomo encima, sueño que me despierto y sueño que no sueño...
Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción;
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son...
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