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domingo, 24 de marzo de 2019

El crevillentinismo Sansánico


Estás pero no estás...has caído a la vida porque sí, y, ya que te pones, vas a pasar un buen ratico. ¿Cómo llegó Raúl Alejandro Sansano García a Crevillent?, de rebote, más-menos.



Su padre, el Andresón, era del campo de Elx. Su madre, la Cuca, de la Vega Baja, creo que de Dolores. Seguramente acabaron en Crevillent por los áridos que extraía la empresa áridos Sansano, propiedad del padre y hermanos, de la Sierra.



Cruce de caminos, recursos naturales, vaya usted a saber. La cosa quedó ahí, ni más ni más. Pensat i fet...y ahí pasó su vida primera. Infancia en carrer Nena, fútbol y demás temás. Un mundo de petardos y gatos, de Calvari, de raspas y cromos de barsa, de pinchos y de ir a escuela.



Las tardes se pasaban bien. En el Ramón y Cajal había una buena fauna, a cada cual más bonico. Muchos buenos eran y fueron. ¿Y qué pasaba con Crevillent?...Sansano siempre ha sido del Crevillent pequeño, del amigo cercano, de las distancias cortas.



Nada del Crevillent oficial, Semana Santa y moros y cristians. Enseguida percibió Sansano que aquel "poble" no era el suyo; el de sacar pantxa, el poble dels alça rabos, el poble de figurà...no, así no.



Nene, i tú si eres de poble per què no parles valencià? No lo habla pero lo sabe, como otros tanto de Crevillente. Ser y no ser, poder o no, identidad mixta e incierta, alicantina típica. Él pueblo no era eso, sentenció.



Había otro macondo; el de los amigos del instituto, el de las conexiones coveras, el de las risas del anexo, el de "anemoné a Alacant de festa primo". El Sergio, el bruno, el Clemente, el Alejandro, el Caye, el Antonio y tutti quanti.



Mos fugem a la serra sense passà per el fontenay. Nunca, de todas formas, se encontró cómodo. La cerrazón sistémica de lo local, la racanería económico, rayana en lo miserable, la cerrazón mental, mucha gente no pasaba de la creu roja. Simpatizaba con los de la Vega, por campechanos y camperos, era más su carácter como demuestra que esta conexión antropológica, esta dimensión sur, sea la base de su actual trabajo (y que dure muchos años).



Odiaba Elche, eran muy suyos y imperalistas. Gustaba más de Alicante, su ciudad y carácter abierto, su pasar fácil, sus cubatas finos. Y ahí arraigó con Jessica también...conexiones identitarias a norte y a sur, pasando, no obstante, por Crevillent, no dejando Crevillent.



Crevillent de fondo, crevillent incómodo y cómodo, la siesta en casa del hermano Andresín, que sigue cerca del calvario, casi a pié. La hermana se fue con el milloneti, el José Vicente, Lucas y vive en modo califa. El Jandro, su chiquillo, algo más crevillentero por ser ronda, sí se quedó.



¿Habría sido más de Crevillent si lo hubiera pescado una moza local?...nunca lo sabremos, seguramente no. Habría estado más en el poblado pero sin estar; sin misas de 11, sin marchas a San Pascual, no sientiéndose obligado por la sierra ni por la boleta del quixal.



Estar y no estar, ser y no ser. ¿Estuvieron sus padres por Crevillente realmente? Sí, pero no el en tout-Crevillént, en el poble oficial, en el del César Augusto, eso no. Volver, eso sí, siempre volver.



Sansano supo, sabe y sabrá sacar lo mejor de cada lugar. La conexión de la poteta, la paella de Paco Bodegón, aún no ancla a las calles de Crevillent, lo pega, literalmente, al plato y servilleta. Viene y va, Vega Baja y Alicante, en San Vicente parada y fonda, estrella de Levante y reposo.



Alicante-Crevillent-Vega Baja-Murcia, ese es el mundo alicantinista de Raúl Sansano, que está en lo mejor de Crevillent, estando del todo sin estar. Y por muchos años, pasen y vean.

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