El otro día andando por mi pueblo me encontré a Paula que iba conmigo al colegio. Dos días después me vino a la mente de forma inesperada y fugaz un suceso que protagonizó. Yo no estuve presente...sería, creo que era, en primero de BUP. Tendríamos unos quince años.
Una profesora había "invitado" a los alumnos a ir a una conferencia dios sabe de que. Total, el erudito de turno les soltó todo un discurso con datos, crea que diapositivas, argumentos, conclusiones,etc. Pues bien, cuando terminó soltó el conocido ¿Alguna pregunta?. Y resulta que Paula, que siempre se ha caracterizado por no ser vergonzosa, dijo si temor: ¿Y usted de dónde ha sacado todo eso?. Y era una buena pregunta, una gran pregunta. A mi hoy en día me recuerda a aquella que fue una de las primeras preguntas de la modernidad. Los presocráticos se preguntaron cuál era el principio de todo lo real. Aunque haya pensado mil veces en esta pregunta aún me impresiona. Paula hizo una pregunta similar...no sé que constestó el fulano pero sí sé que la profesora le dio una reprimenda delante de nosotros. Paula no sabía que la duda ofende. Cuando crecemos, cuando vamos creciendo, aprendemos mil y un prejuicios que nos impiden preguntar. No queremos molestar, no queremos parecer ignorante. Peor aún; los más de nosotros no queremos aprender. Ya nada nos sorprende damos el mundo por sentado. Id y habla con un niño y aprended, aprended a preguntar. de esa virtud, la de seguir preguntando, nace la vida.
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