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domingo, 8 de abril de 2012

INTOUCHABLES O LA FRANCIA FRACTURADA

En principio no iba a ir a verla pero su amplio éxito popular en Francia y Europa y una cartelera peligrosa nos llevaron a ella. La historia es simple y los estereotipos están claramente dibujados. Driss es negro, pobre, exconvicto, inculto y vive en banlieue parisienne, en uno de esos bloques de apartamentos tan comunes en España para la clase media, pero que enseguida hacen temer a ingleses y franceses “normales”. Phillipe es blanco, rico, vive en un palacio en el centro de París; es también educado. Le gusta la literatura, el arte abstracto, la música clásica and so on. Hasta aquí todo claro....¿Cómo iban a cruzarse la vida de estos dos sujetos?. Difícilmente lo harían si no es que el primero atraca al otro un sábado noche, entre las brumas de algún quai perdido. Es aquí donde aparece el centro de la trama: Phillipe, el cerebro, está paralizado, es un inválido. Driss, obviamente el cuerpo, es un negro fuerte, musculoso, vitalista, cachondo y optimista a pesar de la dura vida que le ha caído en suerte. Se necesitan por tanto el uno al otro...la Francia elitista, que toma champagne en los salones dorados, ha de contar forzosamente con los inmigrantes miserables de la periferia, fuerza de producción necesaria para mover la máquina económica e incrementar la producción. Pues bien, toda la película es un canto al entendimiento entre estas dos diáfanamente definidas clases sociales. Hay un intercambio nada sutil: Phillipe empieza a fumar marihuana y se pone pendiente, Driss aprende el significado de palabras como pragmático y sabe distinguir un cuadro de Dalí de un poster de una tía desnuda. Driss es el buen salvaje. A pesar de que debe servir lo acepta aunque se queje un poco. Pone su agresividad al servicio del cerebro y se encarga de decirles a los bellos burgueses que bajo sus formas refinadas y el caviar se esconden las mismas pasiones que le atraviesan a él: hacer el amor, bailar, reir. Es esta falta de formalidad la que busca Phillipe en Driss. No quiere compasión, nos dice. Quiere alguien que lo estime sinceramente y que lo asista...esta amistad aparentemente imposible cuaja en el film. Todo el planteamiento me recordó desde un primer momento a otra película que tengo en mente de forma constante en este curso: Metrópolis. El final de esta cinta legendaria nos lanza un mensaje inequívoco: entre la cabeza(Fredersen-Phillipe)y las manos(Driss-la clase obrera)el mediador es el corazón. Estoy seguro que, con lo dados que son los franceses a debatir todo, esta película habrá suscitado un debate amplio sobre las relaciones sociales, sobre la vida en banlieue,etc,etc. Algunas preguntas puñeteras para terminar: ¿hubiera hecho algo Phillipe por Driss de no estar inválido?, ¿De verdad está Europa preparada para tener un Obama(el presidente es mencionado de forma explícita en el film cuando Driss se pone elegante)para dar un papel a la inmigración, para tener voluntad de gobernar la globalización más allá de los miedos de los Phillipes comunes?. Aquí el metafórico poder de la élite da un paso y contrata a Driss a ver que pasa...¿quién más lo hará?. Hagan juego señores... PS: en el tren escribo este post. Tengo al lado una niña-adolescente de unos 14-15. Es de Tarragona, su novio viven en Valencia. Le cuenta a una amiga(Delia)como terminó una de las peleas más gordas que han tenido estas vacaciones. Dice que él se enfadó tanto que le pegó un golpe a la pared. Ella entonces se fue a la cocina. Él se quedó y le pidió a Dios que le enviara una señal del amor de ella, que a través de ella le mostrara que lo quería. Pues bien ella volvió al lugar de los hechos con un vaso de agua. Este gesto fue interpretado por el sujeto como el mensaje divino, la prueba de amor. Y, como le dice ella a la amiga, así se le pasó rápido el enfado: „Was ist Aufklärung?“

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