Hablemos, someramente, de otro de los paisajes que siempre tengo en la retina cuando piensa en Barcelona: la plaza de España. Es verdad que ahora no voy casi nunca pero en otro tiempo pasé por allá cada día y uno no parcurre asiduamente una zona tan majestuosa como aquella en vano.
Bueno, a lo que iba. La antigua plaza de toros de las arenas ha desaparecido definitivamente. Se inauguró en su recinto el pasado sábado 25 un centro comercial. Ahora ya sé que leches estaban haciendo los obreros a los que vi trabajar meses y meses. El espectáculo taurino, del que ya saben mis amigo que soy un firme defensor, cede su lugar al consumismo, al compre barato y no pregunte qué, a los cines y las palomitas(creo que tendrá cines)a los mangos y similares, a las relojerías, perfumerías y, posiblemente, al carrefour de turno. Así catalunya se aleja una vez más de esta castiza e incómoda(amén de rural y ruralizante)costumbre, que, según algunos, nos aleja de la Europa más civilizada y homologada. Frecuentemente en las conversaciones con los extranjeros que he ido coleccionando a lo largo y ancho de este mundo he sacado el tema para ver la reacción. He intentado hacer ver la dimensión artística del toreo, su cariz místico...muchas veces sin conseguir nada y es que muchos solo ven el asesinato cruel de una bestia indefensa.
Alors, dejemos para otro día una entrada que le tengo prometida a la plaza de España, fotos incluidas. Me despido así a pocos metros de la plaza de la Monumental, recinto que tan gloriosas tardes recuerda y que, de no cambiar mucho las cosas, vivirá su último día de lidia en el año de nuestro señor 2012, esto es, el año que viene. ¿Sea?
*en las fotos la antigua plaza, hoy CC y mi torero favorito(desde mi quasi nulo entendimiento de la cosa)el Valenciano Enrique Ponce
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