Se acerca de nuevo la navidad. Tengo que conseguir unos décimos de lotería barceloneses antes de volver a Alicante. Hablemos de infantilismo. Tengo un grupo de segundo de bat que me impacta continuamente con su pasotismo, con su falta de madurez. Y es que hoy en día no solo los de 18 parecen tener 12. Lo vemos en los adultos: ropas teens, vaqueros por doquier, zapatillas, camisetas. Hoy alguien de 30 es en muchos casos un perfecto imberbe irresponsable. En la prehistoria ya sería un viejo o estaría muerto.
Todos somos felices, no queremos saber nada del futuro, de como funciona el sistema. El porque, el sentido ya da un poco igual o totalmente igual. Dame pan y dime tonto. ¿Dónde están los sujetos autores de la ley que se comprometen precisamente por ser los hacedores de la misma a cumplirla?. Nadie quiere pagar impuestos ni saberse nada del estado....total este se muestra impotente ante la globalización, ante la economía, gobernada por las empresas. Y es que consumir, gastar, es algo típicamente infantil. El niño quiere más chocolate, no le cuentes que solo quedan dos onzas. Y así estamos, vacíos, perdidos en la modernidad, en el marasmo de la cultura mundo. Si nada tiene sentido, si todo da igual, jugemos a la playstation, a las cartas...la noción del límite y el valor de trabajo se perdieron. ¡Qué viene Asia, qué viene!. ¿Alguien nos despertará?. A mi me gustaría, aunque mejor pensarlo, depende para qué. Trabajar más para consumir más sin saber porque como EEUU, no gracias. No es este el camino de Europa. A mi me gustaría recuperar el sentido, que nos creamos nuestros valores. Juguemos, pero, como quería Nietzche, hagámolos con la verdadera seriedad del niño, no caigamos en el sopor distraído del que llena el tiempo y se esconde sin saber de que.
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