Parece mentira; pero sí, aún no había hablado de la revolución francesa en este blog. Para mi, y creo que para cualquiera que quiera pensar un poco, este ha de ser un tema recurrente. Yo vuelvo a él(eso sí, de forma light, no leyendo una de esas monografías de 2000p)por dos circunstancias que confluyen.
Por una parte como ya dije por aquí he vuelto a estudiar francés. Cuando estudias inglés te das cuenta de que te hablan de las costumbres sobre todo de Inglaterra pero también de otros lugares anglófonos(Austrialia, EEUU,etc)y de otras cosas similares pero esto no trae consigo un adoctrinamiento. No hay una ideología, una forma de ver el mundo. Será el consabido liberlismo anglosajón.
Por contra, cada vez que uno mira un poco algún libro de francés o se acerca de alguna forma a la vida francesa, percibe claramente como el idioma trae consigo una fuerte carga adicional: unos valores, una identidad fuerte, una historia, una voluntad de estar en el mundo.
Frente a los titubeos y deficiencias de la unión española(nacionalismo de todo tipo, falta de modernidad económica y social, guerras civiles contínuas)un español tiene la impresión de estar frente a algo consistente. No acertado, cuidado, pero sí serio.
He estado bastantes veces en Francia.Creo que es el país extranjero que más he visitado. Como valenciano-hablante además cuento con una lengua materna muy próxima al francés...
Bueno, lo dicho.Como historiador, una vez tras otra volvemos sobre aquellos años convulsos, sobre esos acontecimientos(salut MS.Bradudel!)que siguen sonando de fondo y cuyo eco marca nuestros días.
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