En la ciudad uno no conoce a nadie. Siempre parto de esta base, esto lo tuve que aprender...y es que si uno vive donde nació y creció, sin hacer nada, va conociendo gente.
Por eso volver es volver con todos lo que algunas vez conoció pero sin dejar de conocer gente nueva, esto Alicante lo facilita. Cuando estaba en la carrera quise quedarme solo, no me había dolido la soledad...después, ya al volver, recupero amistades que no exploré, todas las que puedo más o menos.
Mientras estudiaba en la UA yo pasaba de la gente, iba a la mía mucho, despegaba y leía mis cosas, no miraba a la gente ni la cultivaba. Sin embargo, aún en este plan, uno no deja de hacerse alguno amigos: Federico Mingot de Alicante, la peña del lobo de Sant Vicente, que tantos frutos después dio, Jesús también de Alicante, Toni-Sella y otros camisetas negras, mi colega de Onil, aún trabaja en la educación, pudo dejar el horno Jordi, lo vi no hace mucho de pasada, tuve que haberlo saludado...
No son muchos, he olvidado a algunos, Diego Çao, también de Alicante, que dibujaba y vivía en la colmena, las dos de Elche que no leían nada nunca, la chica simpática de Ibi que me perdió un libro indirectamente en Canarias y algunos más que no recuerdo, por ahí van.
Pero hoy quería hablar de un grande, de Tolo de Finestrat (a sí, olvidaba a Carlos, el de Albacete, pelirrojo, simpático, le hizo la tesis a Enrique Jiménez López por Italia). Me lo encontré en el principal, en el Teatro de Alicante, junto con Jesús Flores, en una obra de Max Aub sobre la república.
Retomamos el contacto, algo por wasap. Por fin, hace un par de meses, me decidí y una tarde fuimos a Finestrar con Jennifer. Nunca había estado, vaya. Todo fue tan sorprendente como esperado...las casas de su familia a la salida del pueblo, su madre, sus tíos abogados, su piso, todo pegado.
Nos recibe con su bonomía habitual, es alto y correcto. En valenciano vamos hablando, nos descubre el pueblo, la biblioteca que ha montando, en varias legislaturas fue concejal, ahora funcionario municipal, tiene el pueblo arreglado...obras de arte, la iglesia resturandose, las casas colgantes, la disputa entre la vila y Benidorm que les permitió ganar playa y por tanto turismo y riqueza...
Nos sube al calvario, vamos comentando. Recuerda que me vio en la TV, en alacantí TV, en la explanda de Mara Avi, con mi libro sobre el futuro digital del libro, y cogió algunas ideas para la biblioteca del pueblo.
Algo de historia, el calvario, esculturas y vistas, todo está bien, el pueblo es pequeño pero apañado, de gente que se lo estima, desde luego, como Toto, que se llama Bartolomeu, como el patrón del pueblo de Finestrar...nos enseña las montaña, el Puig Campana, la historia de la Isla de Benidorm.
Tenemo que repetir el Crevillent, una paella pues. La vuelta se va acabando, para terminar cogemos su furgo de llaurador y subimos a un alto por un camino pedregado. Un selfie en lo alto, preguntas sobre montañas, la frontera de la Marina alta con la baja, Zaplana, terra mítica, desmanes urbanísticos, campos de golf, zonas comerciales.
Hay que irse, nos da naranjas, le damos algunos a los padres de Jennifer, amistad, Fraternidad, hay que invitarlo a una paella en Crevillente, Taronges, seguiremos, volver con los amigos, el número de Toni Sella que se casó, persisitió, en Santa Pola vive pero vuelve a la montaña como concejal de su pueblo que es, mar y montaña, puro Alicante.
Seguimos, volver.