martes, 10 de abril de 2012
LA VAMPIRA DEL RAVAL Y EL ESTADO NACIONAL
Saludos. Aunque últimamente no me decido amenudo a tratar la espinosa y celtibérica cuestión nacional, ciertas reflexiones entorno a la obra de teatro que vi ayer, la vampira del Raval, me llevan a abordar de nuevo este asunto que tan importante es para el futuros de Hispania. Y es que durante toda la representación teatral se sumó al tono distendido y de complicidad con el público(nos dieron cava, se interesaton por nuestros nombres, nos preguntaron por la mona de pascua)un mensaje político serio, bien articulado y profundamente catalanista. Entorno a la historia real de la secuestradora de niños Enriqueta Martí(http://es.wikipedia.org/wiki/Enriqueta_Mart%C3%AD), muy bien interpretada por la bella Mercè Martínez, se nos dibuja el panorama de la Catalunya de principios del siglo XX, totalmente insertada en el entramado del corrupto bipartidismo decimonónico. Se contrapone al pueblo catalán, que quiere que se haga justicia y se castige no solo a la clase popular(Enriqueta)sino a los diputados y señores burgueses que gozaban de los servicios de la vampiresa y por tanto eran cómplices de las atrocidades que esta cometía, con la deletérea estructura del Estado español, dominada por un gobernador civil foráneo al servicio de Castilla, en este caso curiosamente de Pontevedra. La esperanza de que todo se pueda arreglar se identifica con la incipiente iniciativa de la Mancomunitat, esto es, con el autogobierno. Encontramos todos los tópicos del antiguo régimen decadente, de aquella España casposa, que para el catalanismo clásico está tan indisolublemente ligada a la nación española, pasada y presente: la iglesia, los magistrados de justicia, el garrote vil como método de ejecución,etc. No falta una crítica también al habitante autóctono, que acepta hablar castellano con sus superiores y a cambio de un ascenso opta por no reclamar justicia plena. La burguesía catalanísima y bienestante es señalada con el dedo y se le hecha en cara su colaboracionismo, mientras que se alaba veladamente al anarquismo popular. Por si había alguna duda la bandera española es ondeada entre vivas a España...
El ambiente está muy bien conseguido, siempre envuelto en una niebla espesa, con música en directo de una banda vestida de época la interesante introducción de marionetas en el personaje de los niños. Las partes cantadas son agradables y bien interpretadas. Se ha cuidado el vocabulario, que nos permite retrotraernos al pasado, con verbos y expresiones venerables. No faltan tampoco las referencias a los personajes sobresalientes de la época en el plano cultural. Se nos menciona a Rusiñol, a Verdaguer y a otros. No comentaremos otras derivaciones interesantes por no extendernos, aunque nos permitimos indicar la gran influencia de Francia y París, como referente de esta Cataluña que se sueña libre de opresiones mesetarias...en las ramblas, a lado de los retratistas de la parte baja, se encuentra siempre un puesto de "merchandasing" nostrado en el que uno de los propietarios explica a un paseante con estas palabras la eterna cuestión:-Allò que no volen "ells" es una Catalunya potent, forta, amb un Estat propi a Europa. Penseu si tinguerem una Barcelona punyent, convertida en un Hub, amb agència tributària pròpia. De nuevo quedamos confundidos por la complejidad de la cuestión, verdadera asunto fundamental para que Hispania alcance con plenitud su encaje en la modernidad.
lunes, 9 de abril de 2012
EL PARAISO PERDIDO DE C.ANDERSON
Estos días he acabado de leer "The long tail" de C. Anderson sobre la emergencia de los mercados a raíz de la aparición y popularización de las nuevas tecnologías TIC. Vaya torro, dirán algunos. Es posible. A mi me ha parecido abbastanza interessante, que dirían en el país de enfrente. La cosa va de que con internet, básicamente, toda la logística y la distribución de ve radicalmente alterada. De reprente ya no necesitamos nada más que una web para tener "expuestos" millones de productos...cualquier consumidor del mundo puede contartar con nosotros. Esto sí es globalización y mercado mundial. Nos explica Anderson, que tiene una prosa fácil y habilidad para acuñar frases sonoras, que la era del predominio absoluto de los hits ha terminado. No somos tan "mainstream" como el mercado nos pretendía hacer ver que éramos. Realmente nos estaban ofertando patrones de consumos ajustados a las posibilidades de la distribución, muy determinada por la "scarcity", palabra fetiche del autor. Se nos presenta un mundo que además tiende inexorablemente hacia la digitalización de todo lo digitalizable. Lo intangible se vuelve lábil y puede volar hacia nuestros dispositivo en un solo click...y muchas veces si usamos el peer-to-peer(en castellano un peer es un igual, por lo tanto hablamos de relaciones de semejantes, en este caso personas no interesadas en lucrarse sino en compartir)los productos son totalmente gratis. El modelo de la música nos viene hoy a la cabeza...ipods y móviles con canciones obtenidas "degratis" pueblan nuestros bolsillos. Y es que esta revolución es imparable...¿Quién se resiste a poder eleguir entre un cosmos infinito de productos?. Los que quieran beneficios bien harían de subirse al carro si es que nos quieren hacer pagar...porque esta revolución es imparable e influirá mucho en la cultura. ¡Ah!, hay un problemilla que Anderson nos señala de pasada: los derechos de autor...es lo único que se interpone entre las empresas tecnológicas que controlan el canal y a las cuales les da igual que el creador cobre mientras sus autopistas de la información tengan peces que queramos pescar. Polémica servida...como ejemplo los devaneos legales que ha sufrido Google al querer digitalizar millones de libros con copyright para convertirse en la nueva biblioteca de Alejandría....cobrando entrada por supuesto.
Y es que como decía una exposición reciente en la fundación Miró a la que no acudí "From the end is where we start". El universo consumista que Anderson dibuja es fantástico, tecnologico y creemos con él que será bueno si se conduce correctamente el proceso de cambio. El hit, el best-seller, la insufrible canción del verano no era buena para nadie y todos queremos ser especiales, customizarnos y tirarnos de cabeza a los mercados de larga cola. Si todo esto se hace bien y redunda, por ejemplo, en la bibliodiversidad y otras formas de pluralidad cultural similares estaremos a favor. Sin embargo si oteamos en horizonte encontramos riesgos, riesgillos: se pueden arraigar supermonopolios con centro en EEUU...¿Qué es google si no?. Alerta. Otra cosa...los subrayados que realizo en my e-book cuando leo The long tail, las notas que tomo, son analizadas por dios sabe que gurú en California. Algunos de ellos pasarán a ser subrayados populares. Y es que otro de los anhelos más fervientes de los marketing-mans se cumple en internet: todo es medible y medido. El consumidor deja registrado todo sus comportamientos...aleluya!, ¡Vaya planes de márketing más cojonudos nos van a salir!. La verdad conforme escribo veo que estoy siendo crítico, más de lo que esperaba. No obstante, he de recomendar el libro totalmente...pero no está de más recordar que un porcentaje muy alto de los hombres de la tierra estarían muy muy contentos de poder consumir los denostados productos del "head" de la gráfica. Y es que el pan del mercado de larga cola, con su falta de gluten, sus semillas camperas y su proceso artesano certificado, alimenta igual que el de panificadora industrial de mi mercadona.
Para terminar con esta descripción del paraíso hace Anderson una addenda donde nos habla de la futura adquisición por parte de cada hogar de una impresora 3D que nos permitirá generar en casa cualquier producto, una vez hayamos descargado la plantilla previo pago. Esto estaría muy bien para la impresión bajo demanda de libros por ejemplo, pero no me veo imprimiendo el pollo de la comida del Domingo. En fin, larga vida a la larga cola si es que nos sirve para racionalizar la hiperproducción...pero no olvidemos(y perdonen la socialdemocratitis)que también habría que repartir mejor.
PS: hoy fui al teatro a ver la vampira del raval, un buen bodevil barcelonés..recomiendenlo.
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